Sintetizan los primeros acuerdos y consensos sobre las políticas generales para el Área Metropolitana de Rosario (AMR), con el objetivo de ordenar y priorizar la gestión de los procesos de transformación metropolitana y acordar los lineamientos, procedimientos y regulaciones necesarias. Establecen, a su vez, criterios que servirán de guía para la actuación en los corredores metropolitanos.
Son principios ordenadores comunes, consensuados por el conjunto de comunas y municipios del AMR, que facilitan y orientan la confección de los planes urbanos locales (PUL).
1. Definición de patrones de urbanización y uso del suelo sostenible.
La expansión territorial en el AMR se ha desarrollado espontáneamente durante los últimos años buscando satisfacer,
principalmente, la necesidad de vivienda de la población de Rosario en busca de terrenos más asequibles, desde el
punto de vista económico, y de una forma de vida diferente, alejada de la gran ciudad. Este proceso, a manos
principalmente del sector privado, puso en evidencia una gran debilidad por parte del Estado en la definición de
políticas de urbanización sostenibles. Su manifestación territorial ha sido la proliferación indiscriminada de loteos
residenciales y/o desarrollos industriales, indiferente a las condiciones hídricas del área y a los requerimientos
de infraestructuras, provisión de equipamientos y servicios y consolidación de un sistema vial y de espacios públicos
jerarquizado, que acompañe y estructure el proceso expansivo.
Esta primera DOT, busca entonces ordenar las situaciones en curso, contener y estructurar los procesos expansivos en el AMR, reconocer las fortalezas y debilidades de cada núcleo urbano e identificar el rol y jerarquía que puede asumir cada uno de ellos en el corredor o cuadrante metropolitano en el que se inserta, a los efectos de establecer un equilibrio entre los diferentes centros para lograr un modelo de desarrollo sostenible.
2. Protección y optimización de los recursos ambientales y patrimoniales.
La forma de apropiación del territorio descripta en el punto anterior, basada en la
conversión de suelo rural a urbano, con ausencia de una política de urbanización
adecuada, trajo aparejada la consolidación de procesos de urbanización en terrenos
anegables ocasionando la saturación de grandes superficies de suelo. Se descuidaron
además recursos naturales y paisajísticos eliminando áreas forestadas y avanzando
sobre los territorios linderos a los cursos de agua. Se suma a esto la escasa valoración
de los sitios y arquitecturas de valor patrimonial, que representan los rastros del
pasado y dan cuenta de los procesos de formación y transformación histórica y cultural
del área.
Esta segunda DOT busca examinar, optimizar y hacer un uso racional de estos recursos. Plantea la valorización y protección de los frentes ribereños de ríos y arroyos, así como el reconocimiento y resguardo de las áreas anegadas evitando el avance en estos territorios de procesos de urbanización. También plantea un tratamiento particular del suelo rural reconociendo la necesidad de su preservación para alcanzar un modelo de transformación sostenible del AMR.
3. Estructuración de la accesibilidad y conectividad en forma eficiente.
El desarrollo del AMR adoptó, a lo largo de su formación, una estructura territorial
tentacular y convergente al centro de la ciudad de Rosario, donde se localizaba el
puerto. De este modo, se consolidaron numerosos núcleos urbanos en torno a la
costa, los caminos y más tarde, las vías ferroviarias. A lo largo del siglo XX, se
incorporaron numerosas vías de comunicación dando lugar a una estructura que,
durante años, logró ser eficiente. Con el transcurrir del tiempo, y a partir de una mayor
complejidad en el uso del suelo con la incorporación de instalaciones industriales y
portuarias y el crecimiento de los centros urbanos, esta estructura comienza a
evidenciar serios problemas de funcionalidad .
Esta tercera DOT reconoce que la localización de terminales portuarias, la incorporación de actividades productivas de gran porte y usos comerciales y de servicio, hacen necesario introducir modificaciones en el funcionamiento y la jerarquía de las vías de circulación, a fin ordenar la circulación de cargas y diferenciarla de la de las personas contemplando los nuevos flujos de tránsito, para dar respuesta a las demandas de un sistema hoy altamente complejo.
4. Promoción de un desarrollo integral productivo y de servicios.
El AMR es una de las principales zonas agrícola-ganaderas del país. Concentra en su
aglomeración una gran diversidad de industrias y actividades portuarias, a partir de la
cual se ha generado una importante red de comercios y servicios. Se ve con claridad
que la localización dispersa de las instalaciones industriales y portuarias, sin
planificación previa, ha ocasionado serios problemas para el desarrollo y el
ordenamiento urbano. La localización en las últimas décadas de polígonos y parques
industriales, si bien constituye una política que repercute positivamente en términos de
eficiencia colectiva y ordenamiento territorial, requiere una planificación previa, a los
efectos de evitar los problemas que devienen de la dispersión de los establecimientos
y de su localización en situaciones territoriales desfavorables en términos de
accesibilidad, provisión de infraestructuras y servicios y proximidad a áreas
residenciales; también de atenuar los problemas que puedan darse en términos de
competitividad, ya que la sobreoferta de suelo industrial atenta contra la posibilidad de
afianzamiento y consolidación efectiva de las implantaciones existentes y de las que
se quieran crear.
Esta cuarta DOT fija criterios para un reordenamiento de las actividades productivas y residenciales en forma más armónica y planificada. Se intenta promover la transformación de simples concentraciones regionales de empresas en sistemas productivos y de innovación local y regional planificados y gestionados con la colaboración del Estado, que actúen en forma complementaria antes que competitiva. Otra meta se vincula con obtener a partir de esta focalización, una mayor eficiencia en la provisión de infraestructuras y servicios necesarios y en la incorporación de las tecnologías de control ambiental requeridas. A tal efecto se impulsa la localización de establecimientos industriales y/o de servicio en dos escalas diferenciadas: a) la escala local, para responder a necesidades específicas detectadas en cada núcleo urbano, y b) la escala metropolitana, reconociendo implantaciones existentes o fomentando nuevas en aquellos puntos neurálgicos del territorio que constituyan los focos de mayor interés para el desarrollo del AMR en su conjunto.
5. Mejora en las condiciones de saneamiento ambiental e infraestructura.
Las preocupaciones de índole ambiental en el área están protagonizadas por la
problemática hídrica, consecuencia de una apropiación inadecuada de un territorio
condicionado por la presencia de numerosos cursos de agua, las deficiencias
fundamentalmente en el abastecimiento y provisión del agua, el gas y la energía, y en
la disposición y tratamiento final de los líquidos cloacales y de los residuos sólidos
urbanos. La proliferación de basurales a cielo abierto constituye una problemática
significativa que tiñe el paisaje metropolitano y esconde tras de sí una problemática
social muy importante. Esta situación obliga a afrontar el desafío de modificar la
realidad vigente coordinando acciones entre los diferentes niveles del Estado, las
instituciones intermedias y los sectores privados.
Esta quinta DOT reconoce en la programación de los grandes equipamientos territoriales vinculados a la resolución integral de la problemática de la provisión del agua, el gas y la energía, el tratamiento de las aguas residuales y de los residuos
sólidos urbanos, la clave para alcanzar mayor eficiencia a partir de la acción conjunta entre distintas localidades en el territorio metropolitano.
6. Coordinación estratégica y asociativa de actores.
Cada una de las directrices antes detalladas, podrá efectivizarse en la medida que se logre una articulación de acciones entre los diferentes actores públicos y privados comprometidos con el desarrollo del territorio. En esta DOT cobra especial significación el rol del ECOM como entidad coordinadora de los diferentes procesos que se pretendan encauzar en el AMR.
Esta sexta DOT identifica como uno de los objetivos primordiales, impulsar la conformación de figuras consorciadas a nivel metropolitano, con el fin de hacer más eficientes los procesos de gestión y operación de los servicios. La elaboración e implementación de los Planes Especiales Interjurisdiccionales y de las figuras consorciadas, para el desarrollo de emprendimientos metropolitanos, constituyen una de las mayores apuestas para consolidar el modelo de desarrollo deseado.
7. Distribución policéntrica y equilibrada de equipamientos y servicios.
Rosario y otras ciudades del área han logrado, en los últimos años, un importante
desarrollo y especialización. Esta condición da como resultado una estructura
jerárquica de centros caracterizada por una fuerte interdependencia al interior de cada
corredor metropolitano y, a su vez, en relación con la ciudad central. Rosario sigue
concentrando una cantidad de servicios especializados en forma muy
desproporcionada al resto de las localidades del área. Existe, sin embargo, un enorme
potencial en otros centros para dar cabida a instalaciones de salud, recreativas,
deportivas y educativas. Una mejor distribución de estas actividades, en el territorio
metropolitano, evitaría problemas de tiempos de traslados excesivos con el
consiguiente efecto de congestionamiento de las vías de tránsito.
Esta séptima DOT plantea reforzar el rol que juega cada localidad en ese sistema jerárquico de centros para contribuir a una mayor eficiencia en el funcionamiento del área en su conjunto, y evitar así, una excesiva concurrencia y dependencia de la ciudad central. La restructuración funcional y espacial de algunas ciudades y comunas, podrá favorecer el desarrollo de nuevas centralidades locales y un mejor aprovechamiento de las existentes. En otro orden, la implementación de proyectos estratégicos impulsados entre dos o más localidades, permitirá valorizar puntos neurálgicos del territorio, planificar con un criterio de integralidad las intervenciones y pensar la provisión de equipamientos y servicios con alcance metropolitano.